Un holograma en 3D de un cerebro mostrado por un circuito digital y un semiconductor. Yuichiro Chino/Getty Images

La ONU advierte sobre avances "potencialmente perjudiciales" en la neurotecnología.
Algunas tecnologías podrían permitir que la inteligencia artificial comprometa la privacidad mental de una persona, según funcionarios de la UNESCO.
La ONU propone establecer ética y regulaciones en la industria de la neurotecnología.
Algunos pensamientos realmente deberían quedarse para uno mismo.
Las Naciones Unidas han levantado la alarma sobre avances "potencialmente perjudiciales" en la neurotecnología, sugiriendo que los implantes y escaneos cerebrales podrían permitir que la inteligencia artificial invada los pensamientos privados y humanos, según Agence France-Presse.
"Es como poner a la neurotecnología en esteroides", dijo Mariagrazia Squicciarini, una economista de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, a AFP.
A medida que la inteligencia artificial mejora el campo de la neurotecnología, será necesario regularla. La tecnología tiene capacidades "amplias y potencialmente perjudiciales", dijo Gabriela Ramos, subdirectora general de Ciencias Sociales y Humanas de la UNESCO, a AFP.
"Estamos en un camino hacia un mundo en el que los algoritmos nos permitirán decodificar los procesos mentales de las personas y manipular directamente los mecanismos cerebrales que subyacen a sus intenciones, emociones y decisiones", dijo Ramos, según AFP.
El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, dijo que la tecnología "avanza a velocidad de vértigo", informó AFP.
Si bien la tecnología puede cambiar la vida, podría tener un costo, sugirieron los funcionarios de la ONU. La UNESCO habló con Hannah Galvin, una mujer con epilepsia a quien se le instaló un dispositivo de neurotecnología en el cerebro para detectar convulsiones y notificar a los pacientes cuándo acostarse.
En última instancia, el dispositivo empeoró la vida de Galvin, quien dijo que tenía hasta 100 convulsiones al día, por lo que el dispositivo se activaba constantemente.
"Sentía que había alguien en mi cabeza y no era yo. Y me sentía cada vez más deprimida. No me gustaba en absoluto", dijo Galvin, quien finalmente se hizo quitar el dispositivo, a la UNESCO.
Sin embargo, la tecnología podría ser "fantástica" para otras personas, permitiendo a los ciegos ver o a los paralizados caminar, dijo Squicciarini, según AFP.
"La neurotecnología podría ayudar a resolver muchos problemas de salud, pero también podría acceder y manipular los cerebros de las personas, y producir información sobre nuestras identidades y nuestras emociones. Podría amenazar nuestros derechos a la dignidad humana, la libertad de pensamiento y la privacidad", dijo Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO en junio, cuando propuso un "marco ético común a nivel internacional".
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